Pero es que unas hojas en blanco —incluso estas hojas virtuales que cada vez se parecen más a la realidad— son, para alguien que precisa escribir por encima de casi cualquier cosa, no más que hojas muertas. Así que, con cada letra, cada palabra vamos pariendo más que sea negro sobre blanco, y de ahí al Quijote sólo un paso. El subtítulo hace referencia a mi ilusión de tener un psicoanalista que me recomendara muy seriamente escribir para exorcizar a los demonios y, sobre todo, a los angeles que pululan por mi cabeza sin permiso, sin verguenza y sin pagar renta.
Si alguien más decide sumarse a la terapia, ahí les dejo un par de hojas muertas para garbatear.
Vale.
