Esto debería ser algo así como una declaración de principios: En el lado izquierdo el principio número uno y en la esquina derecha el principio número dos, y ambos al ring side, venga, a declararse Romeo and Juliet.
Cuando tengo que hacer una labor de hemeroteca para saber donde estoy ubicado; cuando tengo que volver al pasado para saber como estoy ahora, una de dos: o estamos viejos o estamos muertos.
Hecho tan sólo una cosa de menos: esto, estar escribiendo, y, por lo tanto, llamo a mi alter ego, me llamo a mí mismo, al desastre que siempre he sido.
Me hallo aquí, escribiendo entre comillas un cuento que no es mío, con una historia que tampoco lo es, en una casa que todo el mundo duda que sea mía y seguramente con razón.
Soy un desastre, ya lo sé, pero es porque soy así y no quiero ser de otra forma. Ya dudo yo bastante sobre mí mismo que desde que alguien más se apunte al club, me da la razón. Antes estábamos yo, mi hígado y mis riñones, mi dolor de cabeza ad aeternum (y que me dices de la espalda?) y poco más: un gato, una guitarra. Pero ahora hay cosas que son realmente importantes y yo sigo siendo el mismo mequetrefe de toda la vida. Yo creo que lo más simple sría que el resto del mundo se olvidara de mí, como si nunca hubiera existido, y que sigan viviendo sin más.
A lo mejor escribo un par de buenos libros antes de morirme.
Creo que si el mundo escapa un poco más allá de mi imaginación, se me va de las manos. Y cuando hablo de mi mundo hablo del resto de la humanidad.
Tal vez debería estar aquí donde estoy pero completamente solo, sin nadie que en un momento dado pudiera preocuparse por mí. Entenderme es bastante difícil, incluso entender a mi alter ego, pero saber que ambos son la misma persona y no ya entenderlo, sino, simplemente, aceptarlo, no sé, yo creo que no habría alguien.
Realmente lo que hace falta desde luego no es que te recuerden lo feo y malo que eres. Lo ideal es que acepten que eres así y punto y basta.