La vida provisional (y II)

Y ahora qué.

No sé si será malo o peor, pero últimamente cuando pienso (eso sí que es malo) me vienen a la mente cosas que he escrito hace tiempo. Me sigo acordando de los maestros, por supuesto; cómo olvidarlos, pero sé que me hago reiterativo y me aburro, incluso, a mí mismo. Y lo triste no es el hecho de que recuerde lo que escrito, sino que me vuelven los por qué y los momentos, y no aprendo, no pongo atención, me despisto y menos mal que existen los procesadores de textos y los discos duros o terminaría por escribir una y otra vez lo mismo. Acaso no lo estoy haciendo ahora?


Y por eso hoy he decidido irme de putas. No por nada en especial; ni siquiera por ganas de follar. 
Más bien porque me encanta esa frase. Y volvemos al principio: o me falta cinco centímetros de polla (sé que hay tipos que se la miden) o unos cuantos libros, tirarme a una francesa que escriba mejor que yo, o ir derechito hacia ese (.)
Otra frase del viejo Miller (aún me queda otra) «Me encantan las putas porque se lavan delante de uno«. O lo que él entendía por sinceridad.