Como ya sabrás, la vida es una mierda. Pero, qué te voy a contar que tú no sepas.
Las calles están llenas de gente, la gente de historias, las historias de mentiras, las mentiras de un resto de verdad. Y la verdad es que la vida es una mierda.
Pero como somos unos miserables que mendigamos momentos inolvidables, nos conformamos con detalles que aumentan con la lente convexa de la esperanza, esa ignorante por convicción llamada Penélope.
Una cena con un buen vino que atrae la conversación, un reflejo de la vela que juega con tu perfil. Un silencio. Una frase prescindible. Veinte líneas a cambio de una sobredosis…