El pájaro seguía soplando All the things you are. Te volviste —estabas de reversa— y tus ojos negros se me engarzaron como dos tachuelas en el lado izquierdo del pecho. La música, Chazz; el sexo, Charlie.

Te la clavaste como yo la aguja que me inyecta el elixir de tus mentiras. Bombea, sube y baja, el émbolo y el ritmo hasta que ese líquido haya recorrido su trayecto maldito y pueda fluir libremente, a presión.

Aflójame el elastico del antebrazo, aliviáname el cuello de la soga, déjame respirar y mírame: quiero ver como te salpica la sangre y se mezcla, definitivamente, con tus lágrimas y mi semen, manchada de recuerdos. Y, ahora sí, bésame. Y ahora no, puede besar a la novia, cadáver.