Francamente, querido, me importa un bledo #EneroDenunciaLaViolenciaSimbólica



Lunes, 21 de
enero de 2013.
Querido “diario”:
  El año pintaba mal, a pesar de que no soy
supersticiosa. Ya ni recuerdo si empezó en martes o era viernes, pero sé que, a
los pocos días, en España, el contador de muertes por violencia de género se
activó demasiado pronto.

  No soy tan ilusa como para creer que estaría a cero
todo el año, aunque en mis sueños, mis ganas y mis ilusiones no pueden hacer
recortes, ni siquiera reformas, como en el resto de derechos sociales.

  
  Sabes, querido “diario”, que ya no suele leerte por
la mañana, con el café y el cigarrillo y las legañas porque, entonces, el día
pinta peor que el año y las pilas empiezan a agotarse.
  
  Sin embargo, hoy, que tocaba salir a la calle, como
quien no quiere la cosa, como si no fuera parte de la mitad invisible de este y
de todos los países del mundo, me dio por tomarte entre mis manos mientras
estaba en una cafetería desayunando.
  
  ¿De verdad estamos en 2013? ¿Y por qué tú sigues
exactamente igual, o peor?
  
  Conté, entre tus casi doscientas noticias y decenas
de fotos, sólo 7 de mujeres. Fotos, claro; noticias una si acaso, o una y media
porque era compartida.
  
  En las imágenes, claro está, aparecíamos con
minifalda, enseñando muslamen, al lado de algún hombre como complemento (en la
portada la “señora de” Obama sujeta la Biblia para que “su señor” jure sobre
ella —sobre la Biblia, claro, o supongo— todo lo que jamás podrá cumplir), en
algún anuncio (sobre eyaculación precoz e impotencia sexual: “Frankly, my dear, I don’t give a damn”)
o como “tertuliano” en programas de cotilleo.
  Querido “diario” no te enojes. Ya sabes que este no
es más que otro de los tantos motivos que me has ido dando durante todo este
tiempo para no gastar ni uno solo de los euros que tanto me cuesta ganar.
  
  Porque los gano con mi trabajo por el que cobro
menos que cualquier hombre, además, y porque cuando hablas de “los españoles”,
yo no estoy ni se me espera.
No soy un ciudadano, soy una ciudadana o parte de la
ciudadanía.
  
  No me siento orgulloso de ser andaluz, como la
defensora del pueblo (que, por tanto, debería llamarse defensor), porque sería
una doble mentira.
  
  Como tú, como siempre, me ninguneas, yo, no te
compro.
Querido
“diario”
es ya otra doble mentira en mi vida: ni te estimo
en lo más mínimo ni te veo leo a no ser que te encuentre tirado y manoseado
sobre la barra de cualquier bar, con manchas de café amargo y patriarcado
rancio.
  Francamente, “querido” diario, me voy con mi querida
prensa.

© Carlos de la Fé