Hacen falta pocos o ningún
motivo para querer visitar Pamplona. De oídas, por lo que te hayan contado o
supongas, es suficiente. Si, además —casi obligatorio, sagrado— es en los
sanfermines, sobran motivos y ganas.
motivo para querer visitar Pamplona. De oídas, por lo que te hayan contado o
supongas, es suficiente. Si, además —casi obligatorio, sagrado— es en los
sanfermines, sobran motivos y ganas.
Hemingway y el vino, las
emociones y el chupinazo, la comida y el pobre de mí, pero sobre todo —este sí
sagrado— fervor de la gente por su tierra, sus tradiciones y su cultura, son
razones para convencer a cualquiera.
emociones y el chupinazo, la comida y el pobre de mí, pero sobre todo —este sí
sagrado— fervor de la gente por su tierra, sus tradiciones y su cultura, son
razones para convencer a cualquiera.
Y, desde hace unos años,
emulando al viejo loco y genial y alcohólico y bipolar y suicida —y a pesar de
su nacionalidad— norteamericano, hay un motivo, una razón más para no
pensárselo ni un momento antes de conocer esta ciudad: Pepo Pedregosa.
emulando al viejo loco y genial y alcohólico y bipolar y suicida —y a pesar de
su nacionalidad— norteamericano, hay un motivo, una razón más para no
pensárselo ni un momento antes de conocer esta ciudad: Pepo Pedregosa.
Un
extraño lugar para morir es mucho más que una novela —negra—, más que
una ficción con flecos de realidad. Es un homenaje, una muestra de amor, de
respeto y una manera de devolverle a la ciudad sus vivencias además de una obra
genial.
extraño lugar para morir es mucho más que una novela —negra—, más que
una ficción con flecos de realidad. Es un homenaje, una muestra de amor, de
respeto y una manera de devolverle a la ciudad sus vivencias además de una obra
genial.
Alejandro Pedregosa es un
genio, un escritor con mayúscula y hache intercalada. Una hache muda pero no
ciega, ni sorda, que intercala como los datos que teje en una trama que permanece
apostada en el lugar exacto entre la realidad y lo verosímil, en la ficción.
Ese lugar, esa forma, ese ente que, quienes saben, reconocen suelen llamar
literatura.
Suaviza los tópicos y las cotidianidades
y hace un coctel que se convierte en novela. Pepo es capaz de hacer que te
preocupes por el bebé recién nacido de un tipo que acaba de asesinar a otro con
un tiro en la nuca y de odiar a Gandhi porque no cruzo por el paso de peatones.
y hace un coctel que se convierte en novela. Pepo es capaz de hacer que te
preocupes por el bebé recién nacido de un tipo que acaba de asesinar a otro con
un tiro en la nuca y de odiar a Gandhi porque no cruzo por el paso de peatones.
Es un ejemplo. No tiene
nada que ver con esta novela. No aparece Gandhi, pero porque a Pepo no le da la
gana. Pero sigue siendo un mal ejemplo, lo acepto. Si quieres buenos ejemplos,
buena literatura, una historia perfectamente armada y en la que todo parece
posible y nada preparado, como la vida misma, entonces deberías leer Un
extraño lugar para morir y no reseñas como esta.
nada que ver con esta novela. No aparece Gandhi, pero porque a Pepo no le da la
gana. Pero sigue siendo un mal ejemplo, lo acepto. Si quieres buenos ejemplos,
buena literatura, una historia perfectamente armada y en la que todo parece
posible y nada preparado, como la vida misma, entonces deberías leer Un
extraño lugar para morir y no reseñas como esta.
Los personajes de esa
novela, sobre todo el comisario Uriza, pasan a ser parte de nuestra vida con
cada pincelada que Pepo va dejando sobre el lienzo y que, antes de secarse,
difumina con una frase que le da la vuelta a la trama.
novela, sobre todo el comisario Uriza, pasan a ser parte de nuestra vida con
cada pincelada que Pepo va dejando sobre el lienzo y que, antes de secarse,
difumina con una frase que le da la vuelta a la trama.
Si te gusta leer,
probablemente te guste escribir. En ambos casos debes leer esta novela de
Alejandro Pedregosa, y después no podrás parar y leerás todas las demás, y sus
cuentos, y su poesía y, con un poco de suerte, te lo pensarás dos veces antes
de ponerte delante de un papel en blanco, y, cuando tengas dudas, volver a leer
a Alejandro Pedregosa.
probablemente te guste escribir. En ambos casos debes leer esta novela de
Alejandro Pedregosa, y después no podrás parar y leerás todas las demás, y sus
cuentos, y su poesía y, con un poco de suerte, te lo pensarás dos veces antes
de ponerte delante de un papel en blanco, y, cuando tengas dudas, volver a leer
a Alejandro Pedregosa.
No, ya lo sé, no he
contado casi nada de la novela, no me he extendido en largas comparaciones con
maestros del género negro —no hago reseñas para lucirme, como la mayoría— ni
diciendo que tiene destellos de Hard
Boiled a lo Chandler porque, repito, si quieren ponerle etiquetas primero
tendrán que leerla y no seré yo quien les revele que el asesino es…
contado casi nada de la novela, no me he extendido en largas comparaciones con
maestros del género negro —no hago reseñas para lucirme, como la mayoría— ni
diciendo que tiene destellos de Hard
Boiled a lo Chandler porque, repito, si quieren ponerle etiquetas primero
tendrán que leerla y no seré yo quien les revele que el asesino es…