Me da igual la fecha.
Me da igual porque estoy vivo.
Es posible que sea sábado. Lo único cierto son las nubes y este
calor extraño que a finales de agosto (de eso estoy casi seguro) flamea a sus
anchas por Granada, como si fuera julio, demasiado tarde, como para hacernos
creer que, este año, el verano nos había perdonado.
calor extraño que a finales de agosto (de eso estoy casi seguro) flamea a sus
anchas por Granada, como si fuera julio, demasiado tarde, como para hacernos
creer que, este año, el verano nos había perdonado.
No hay perdón ni olvido. La naturaleza es así, así de
empecinada. Las personas no. Las personas somos así de desmemoriadas, así de
ignorantes consentidas.
empecinada. Las personas no. Las personas somos así de desmemoriadas, así de
ignorantes consentidas.
Miren el cielo de Granada ayer. Sí, es una suerte vivir aquí, en
una de las ciudades más mágicas de este miserable planeta. Granada sin gente
sería el paraíso, como decía Federico. Federico…
una de las ciudades más mágicas de este miserable planeta. Granada sin gente
sería el paraíso, como decía Federico. Federico…
Amor, amor.
Que está herido.
Herido de amor huido,
herido,
muerto de amor…
Estas palabras son solo pare dejar constancia de que hoy, a
finales de este mes traicionero en Granada, la ciudad más hermosa y traicionera
de todas, “la ciudad que mató a su poeta”, como decía Agustín Penon, he
visitado la zona, o la tumba o casi donde se supone que fue sepultado Federico
García Lorca, asesinado, como miles de personas por el mismo régimen fascista
que atentó contra la democrática República Española.
finales de este mes traicionero en Granada, la ciudad más hermosa y traicionera
de todas, “la ciudad que mató a su poeta”, como decía Agustín Penon, he
visitado la zona, o la tumba o casi donde se supone que fue sepultado Federico
García Lorca, asesinado, como miles de personas por el mismo régimen fascista
que atentó contra la democrática República Española.
El verano llega tarde. Parece que retrocediéramos en el tiempo,
que todo se atrasara.
que todo se atrasara.
Si creyera que los pueblos que no conocen su Historia están
condenados a repetirla, podría decir que ahora mismo, en esta estúpido agosto,
se repite la historia, que los nietos de los asesinos —que podrían haberse
desligado de toda culpa— son los mismos que nos gobiernan, que no solo no se
desligaron de sus ancestros criminales sino que son peores, que ya no nos dan “el
paseo”, que ahora nos matan de hambre, de enfermedad, de desidia, de asco.
condenados a repetirla, podría decir que ahora mismo, en esta estúpido agosto,
se repite la historia, que los nietos de los asesinos —que podrían haberse
desligado de toda culpa— son los mismos que nos gobiernan, que no solo no se
desligaron de sus ancestros criminales sino que son peores, que ya no nos dan “el
paseo”, que ahora nos matan de hambre, de enfermedad, de desidia, de asco.
Yo moriré matando. Yo viviré viviendo.
Si ellos —solo ellos: ellas eran nada— fueron y son capaces de
asesina a una niña de trece años, yo seré capaz de, al menos, no callarme.
Tendrán que matarme, a las cinco de la tarde o las cinco de la mañana, cuando
venga el escuadrón de la muerte.
asesina a una niña de trece años, yo seré capaz de, al menos, no callarme.
Tendrán que matarme, a las cinco de la tarde o las cinco de la mañana, cuando
venga el escuadrón de la muerte.
Aquí lo espero.
Aquí, ahora, en este miserable agosto, tórrido, torrefacto,
espeso, pero aún con la piel erizada por haber estado, por primera vez, en un
cementerio laico, donde miles de cuerpos claman por no morir dos veces, por
morir en paz la vida que les arrebató la canalla española.
espeso, pero aún con la piel erizada por haber estado, por primera vez, en un
cementerio laico, donde miles de cuerpos claman por no morir dos veces, por
morir en paz la vida que les arrebató la canalla española.
Federico eran todos. Federico eran todas. Yo soy Federico. ¿Tú
quién eres?
quién eres?