Dicen que lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. Está bien, acepto grú(ll)a como animal de compañía. Reconozco que cuando vi publicada la reseña sobre mi libro de relatos Maldito vicio me dio un vuelvo el corazón. Además, la firmaba nada más y nada menos que Antonio Praena, que ha publicado los poemarios Humo verde (Accésit Premio de Poesía Iberoamericana Víctor Jara 2003), Poemas para mi hermana (Accésit Premio Adonáis 2006), Actos de amor (Premio Nacional de Poesía José Hierro 2011 y Yo he querido ser grúa muchas veces (Premio Tiflos de Poesía 2012), o sea, a premio por libro.
Sin embargo, después de leer sus palabras (que reproduzco íntegras), y ante la desilusión, corrí a comprar su último libro y… Bueno, eso lo dejo para mañana.
Esta es la «reseña» de Antonio Praena.
Y en ese momento voy y
descubro que me ha dedicado un relato. ¡A mí!, que estaba pensando precisamente
que este Carlos de la Fe no tiene fe ninguna. Así es que reacciono y me digo
que no, que si se piensa que con cinco (sic) líneas y tres palabras me va a
callar la boca, se ha equivocado. Habrá guerra.
descubro que me ha dedicado un relato. ¡A mí!, que estaba pensando precisamente
que este Carlos de la Fe no tiene fe ninguna. Así es que reacciono y me digo
que no, que si se piensa que con cinco (sic) líneas y tres palabras me va a
callar la boca, se ha equivocado. Habrá guerra.
Porque además acaba ese
(¿Cómo llamarlo? Porque no es ni microrrelato: ¿nanorrelato?) ese nanorrelato
con la palabra Amén, con sus mayúsculas y todo. En la morgue.
(¿Cómo llamarlo? Porque no es ni microrrelato: ¿nanorrelato?) ese nanorrelato
con la palabra Amén, con sus mayúsculas y todo. En la morgue.
¡Venga ya, Don Carlos! Que
está muy visto lo de meterse con la religión para pasar por enfant terrible,
que ya pasó aquella movida, que las vanguardias son hoy retaguardias.
está muy visto lo de meterse con la religión para pasar por enfant terrible,
que ya pasó aquella movida, que las vanguardias son hoy retaguardias.
Aprenda usted de ÁngelOlgoso. Seguro que ni le suena, ¡ah sí: pero si escribe el epílogo! Es que no
había llegado al epílogo. Como ahora les da por acudir al mercado en plan
bocadillo, es decir, protegidos y empanados –sí, he dicho empanados- por detrás
y por delante, se pone más difícil calar críticamente hasta el meollo.
había llegado al epílogo. Como ahora les da por acudir al mercado en plan
bocadillo, es decir, protegidos y empanados –sí, he dicho empanados- por detrás
y por delante, se pone más difícil calar críticamente hasta el meollo.
¿Y que me dice de la
portada? Una cosa horripilantemente gótica y sangrienta. Vamos: que ni las
cajas de cigarrillos. Sólo le ha faltado poner “Leer microrrelatos puede ser
perjudicial para su ignorancia”. Que vamos, para tratarse de microrrelatos ya
podía haber adelgazado más el discursito y haber puesto “Leer microrrelatos
puede perjudicar su ignorancia”. Y, como se trata de poeta contra cuentista, le
voy a demostrar que los poetas afinamos más: “Leer (estos) microrrelatos mata”.
Hala, ya está. O no. O Amén, como gusta usted finalizar.
portada? Una cosa horripilantemente gótica y sangrienta. Vamos: que ni las
cajas de cigarrillos. Sólo le ha faltado poner “Leer microrrelatos puede ser
perjudicial para su ignorancia”. Que vamos, para tratarse de microrrelatos ya
podía haber adelgazado más el discursito y haber puesto “Leer microrrelatos
puede perjudicar su ignorancia”. Y, como se trata de poeta contra cuentista, le
voy a demostrar que los poetas afinamos más: “Leer (estos) microrrelatos mata”.
Hala, ya está. O no. O Amén, como gusta usted finalizar.
© Antonio Praena