«Mientras sigamos
tratando todo producto literario nacido de mujer como un fenómeno aislado, un
cuerpo sin contexto, seguiremos sin ver el bosque por los árboles.
tratando todo producto literario nacido de mujer como un fenómeno aislado, un
cuerpo sin contexto, seguiremos sin ver el bosque por los árboles.
Brianda Domecq
Casi no llegamos. Estábamos en la Fuente de las Batallas alucinando con
la iniciativa de estacióndiseño de
la Escuela de Diseño y Artes Audiovisuales con sus chapas literarias (yo gané
la de Cien años de soledad y María la
de Orgullo y prejuicio) que encontramos
por casualidad mientras buscábamos la de chapas por la igualdad que nunca
apareció.
la iniciativa de estacióndiseño de
la Escuela de Diseño y Artes Audiovisuales con sus chapas literarias (yo gané
la de Cien años de soledad y María la
de Orgullo y prejuicio) que encontramos
por casualidad mientras buscábamos la de chapas por la igualdad que nunca
apareció.
Teníamos muchas ganas de asistir a la segunda mesa redonda organizada
por el Centro Andaluz de las Letras
en la XXXI Feria del Libro de Granada. En esta
ocasión era una mesa de escritoras, y en el programa impreso sí tenía un
subtítulo: “Ellas también cuentan”, y por ahí vino la primera ronda de pláticas
que animaron la tarde.
por el Centro Andaluz de las Letras
en la XXXI Feria del Libro de Granada. En esta
ocasión era una mesa de escritoras, y en el programa impreso sí tenía un
subtítulo: “Ellas también cuentan”, y por ahí vino la primera ronda de pláticas
que animaron la tarde.
Antes de nada hay que decir que la mesa fue moderada por Miguel Ángel Cáliz, escritor y editor de Ediciones Traspiés que hizo una introducción muy didáctica
sobre el relato y la presencia (más bien ausencia) de las mujeres en este
género a lo largo de la historia.
sobre el relato y la presencia (más bien ausencia) de las mujeres en este
género a lo largo de la historia.
Mientras tanto, Cristina García
—una de las invitadas, la más joven de la mesa— tomaba notas para no dejarse
nada en su intervención. Otra de las
invitadas era Cristina Gálvez —de
la generación intermedia, para seguir con las etiquetas que tanto darían que
hablar— y last but not least, Pepa Merlo, la mayor, como se apresuró a apuntar. Dejémoslo en
la más experimentada en las lides literarias y vitales, como también demostró.
—una de las invitadas, la más joven de la mesa— tomaba notas para no dejarse
nada en su intervención. Otra de las
invitadas era Cristina Gálvez —de
la generación intermedia, para seguir con las etiquetas que tanto darían que
hablar— y last but not least, Pepa Merlo, la mayor, como se apresuró a apuntar. Dejémoslo en
la más experimentada en las lides literarias y vitales, como también demostró.
Miguel Ángel Cáliz concluyó su presentación diciendo que el cuento
escrito por mujeres «vive un momento dulce en la época actual. Si miramos los
catálogos de las editoriales que publican cuento o que publican a autores
jóvenes o autores revelaciones hay un importante número de autoras».
Inmediatamente, después de la presentación formal de las autoras lanzó la
pregunta que abriría el debate: «¿Qué encuentran en el relato que no encuentran
en otros géneros literarios y cuál es su forma de enfrentar una historia y cómo
la trabajan?»
escrito por mujeres «vive un momento dulce en la época actual. Si miramos los
catálogos de las editoriales que publican cuento o que publican a autores
jóvenes o autores revelaciones hay un importante número de autoras».
Inmediatamente, después de la presentación formal de las autoras lanzó la
pregunta que abriría el debate: «¿Qué encuentran en el relato que no encuentran
en otros géneros literarios y cuál es su forma de enfrentar una historia y cómo
la trabajan?»
Las notas de Cristina García eran un gesto de respeto para no lanzarse a
hablar y cortar la, repetimos, correcta y a la vez incompleta (el tiempo aquí
también era limitado) introducción de Cáliz.
hablar y cortar la, repetimos, correcta y a la vez incompleta (el tiempo aquí
también era limitado) introducción de Cáliz.
Como decimos, García tomó la palabra ante la típica indecisión cortés de
tú primero, no tú, no tú, bueno vale y decidió contestar a la pregunta después
de iniciar el debate sobre una cuestión que planeaba —como se verá por las
intervenciones de las autoras invitadas y de parte del público asistente— en el
ambiente y que es la razón del título de esta crónica o lo que sea: el título
de la charla y el hecho de que se segregara por sexos un debate sobre el
relato, tema central de la Feria de Granada este año. Planteó la posibilidad de
que fuera una “discriminación positiva” pero políticamente incorrecta, lo que
en el feminismo se denomina una “acción positiva” en beneficio de los
colectivos menos favorecidos por la dictadura del patriarcado. Respondiendo a
la pregunta del moderador opinó que el relato en general, no sólo el escrito
por mujeres, no pasaba precisamente por una época dorada. Terminó proponiendo
que la mesa pudo haberse llamado “Ellas tampoco
cuentan”, de perdidos al río (From the
lost to the river, para los bilingües).
tú primero, no tú, no tú, bueno vale y decidió contestar a la pregunta después
de iniciar el debate sobre una cuestión que planeaba —como se verá por las
intervenciones de las autoras invitadas y de parte del público asistente— en el
ambiente y que es la razón del título de esta crónica o lo que sea: el título
de la charla y el hecho de que se segregara por sexos un debate sobre el
relato, tema central de la Feria de Granada este año. Planteó la posibilidad de
que fuera una “discriminación positiva” pero políticamente incorrecta, lo que
en el feminismo se denomina una “acción positiva” en beneficio de los
colectivos menos favorecidos por la dictadura del patriarcado. Respondiendo a
la pregunta del moderador opinó que el relato en general, no sólo el escrito
por mujeres, no pasaba precisamente por una época dorada. Terminó proponiendo
que la mesa pudo haberse llamado “Ellas tampoco
cuentan”, de perdidos al río (From the
lost to the river, para los bilingües).
Su tocaya y segunda en responder —Cristina Gálvez— quiso ver el lado
positivo de esa separación en dos mesas y aludió a la tercera que hay prevista,
mixta esta vez, y quiso querer creer que existía la posibilidad de que tal vez
dios mediante no era una discriminación positiva —«tema que siempre está ahí
aunque no nos guste» (sic) dijo usando un plural mayestático o de autoría en el
que no “nos sentimos” incluidos— sino «que existe un interés genuino por la voz
de una serie de escritoras que ahora están surgiendo en los últimos años sobre
todo en el cuento. Esa teoría a lo mejor me convence más».
positivo de esa separación en dos mesas y aludió a la tercera que hay prevista,
mixta esta vez, y quiso querer creer que existía la posibilidad de que tal vez
dios mediante no era una discriminación positiva —«tema que siempre está ahí
aunque no nos guste» (sic) dijo usando un plural mayestático o de autoría en el
que no “nos sentimos” incluidos— sino «que existe un interés genuino por la voz
de una serie de escritoras que ahora están surgiendo en los últimos años sobre
todo en el cuento. Esa teoría a lo mejor me convence más».
La intervención derivó inevitablemente en el tema de si existe la
llamada literatura femenina «un tema tan espinoso que ni el mismo Miguel Ángel
se atreve a tocarlo», aunque lo nombró en su introducción pero que no era el central
del debate. Aún así Carmen García dijo que, precisamente, era algo sobre lo que
se tenía que hablar a raíz de la decisión de haber convocado dos mesas clasificadas
por género.
llamada literatura femenina «un tema tan espinoso que ni el mismo Miguel Ángel
se atreve a tocarlo», aunque lo nombró en su introducción pero que no era el central
del debate. Aún así Carmen García dijo que, precisamente, era algo sobre lo que
se tenía que hablar a raíz de la decisión de haber convocado dos mesas clasificadas
por género.
Por último respondió a la pregunta inicial diciendo que «una acaba escribiendo cuentos por lo
mismo que uno acaba escribiendo cuentos».
Por si algunos o algunas todavía tienen dudas.
mismo que uno acaba escribiendo cuentos».
Por si algunos o algunas todavía tienen dudas.
En tercer lugar habló Pepa: «Para mí es absolutamente tristísimo que en
el siglo XXI se tengan que separar las mesas, y que en el siglo XXI se tenga
que estar diciendo “hay que reivindicar una igualdad” cuando esto tendría que
estar superado hace muchísimo, muchísimo, muchísimo tiempo». Confesó que cuando
la llamaron para la mesa pensó en declinar la invitación para no fomentar esta
segregación: «entendía a la organización porque por lo menos cuentan aunque sea
por separado», pero finalmente se decidió a asistir para dejar de manifiesto
que «le parece muy triste que el siglo XXI sigamos con la misma historia». En
esta ocasión le agradecimos ese plural de modestia porque estamos completamente
de acuerdo con todas y cada una de sus afirmaciones. El resto de sus palabras sobre
este tema las recogeremos en otro artículo pues nos parece que no deben
perderse y que hay que repetirlas hasta la saciedad, hasta que podamos asistir
a una mesa de artistas sin distinciones antinaturales.
el siglo XXI se tengan que separar las mesas, y que en el siglo XXI se tenga
que estar diciendo “hay que reivindicar una igualdad” cuando esto tendría que
estar superado hace muchísimo, muchísimo, muchísimo tiempo». Confesó que cuando
la llamaron para la mesa pensó en declinar la invitación para no fomentar esta
segregación: «entendía a la organización porque por lo menos cuentan aunque sea
por separado», pero finalmente se decidió a asistir para dejar de manifiesto
que «le parece muy triste que el siglo XXI sigamos con la misma historia». En
esta ocasión le agradecimos ese plural de modestia porque estamos completamente
de acuerdo con todas y cada una de sus afirmaciones. El resto de sus palabras sobre
este tema las recogeremos en otro artículo pues nos parece que no deben
perderse y que hay que repetirlas hasta la saciedad, hasta que podamos asistir
a una mesa de artistas sin distinciones antinaturales.
Este tema siguió presente a lo largo de toda la charla que terminó por
convertirse en una verdadera mesa redonda en la que el público asistente se
implicó de forma activa, confirmando el acierto al elegir el formato y a las
invitadas —como escritoras, sin el también
y sin el tampoco— tanto por parte del
Centro Andaluz de las Letras como del editor Miguel Ángel Cáliz.
convertirse en una verdadera mesa redonda en la que el público asistente se
implicó de forma activa, confirmando el acierto al elegir el formato y a las
invitadas —como escritoras, sin el también
y sin el tampoco— tanto por parte del
Centro Andaluz de las Letras como del editor Miguel Ángel Cáliz.
No debe ser casualidad que en esta mesa sí se nombrara, por parte de
Pepa Merlo, el microrrelato y el «flaco favor se le está haciendo al relato
corto y al microrrelato porque se está fomentando el hecho de que todo el mundo
puede escribir una línea o un parrafito o una página». Y también salió la
sempiterna pregunta del para cuándo la
novela…
Pepa Merlo, el microrrelato y el «flaco favor se le está haciendo al relato
corto y al microrrelato porque se está fomentando el hecho de que todo el mundo
puede escribir una línea o un parrafito o una página». Y también salió la
sempiterna pregunta del para cuándo la
novela…
Y tampoco podía faltar el tema de las ventas. Cáliz, como persona
vinculada y conocedora del mundo de la edición en su parte más artesanal lejos
de las multinacionales multimarcas que venden libros como podrían vender
tomates al por mayor y al peso, nos puso al día de la dura situación del mercado
literario, recordando que, a lo largo de la historia de la literatura casi
nadie ha podido vivir de lo que escribía y tuvieron que subsistir con oficios
paralelos no siempre vinculados a las letras.
vinculada y conocedora del mundo de la edición en su parte más artesanal lejos
de las multinacionales multimarcas que venden libros como podrían vender
tomates al por mayor y al peso, nos puso al día de la dura situación del mercado
literario, recordando que, a lo largo de la historia de la literatura casi
nadie ha podido vivir de lo que escribía y tuvieron que subsistir con oficios
paralelos no siempre vinculados a las letras.
A este respecto María Martín, nuestra compañera de Especialista en Igualdad volvió sobre otro tema
que se había planteado al inicio de la charla, la ausencia de un espacio
dedicado al cuento en la prensa tradicional no especializada, «falta una labor
de difusión cultural que podrían hacer los medios y que se perdió con esos periódicos,
con esa prensa diaria que educaba a un público consumidor a apreciar otro tipo
de producto. Eso tiene mucho que ver con la perversión cultural en la que
vivimos en general».
que se había planteado al inicio de la charla, la ausencia de un espacio
dedicado al cuento en la prensa tradicional no especializada, «falta una labor
de difusión cultural que podrían hacer los medios y que se perdió con esos periódicos,
con esa prensa diaria que educaba a un público consumidor a apreciar otro tipo
de producto. Eso tiene mucho que ver con la perversión cultural en la que
vivimos en general».
Sobre esta situación Pepa Merlo quiso «romper una lanza por el Centro
Andaluz de las Letras» que ella llama «las misiones pedagógicas». Por alusiones
intervino el responsable del Centro dijo que «la función de la administración
es esa» y no cargar la labor de divulgación sobre las editoriales y «ayudar a
esa persona que saca una primera obra y sobre todo a desbordar porque la
mentalidad, a veces, de las administraciones es que todo lo hacen en las
capitales o en aquellos núcleos grandes y no en los pueblos», de ahí la acertada
comparación de Merlo con las misiones. «Esa es la esencia de la Casa de los Tiros.
La administración debe establecer campos, caminos sobre los que tienen que
andar otros […] no puede establecer negocio… no puede poner puentes… y
decir quién cruza el puente o deja de cruzar el puente»
Andaluz de las Letras» que ella llama «las misiones pedagógicas». Por alusiones
intervino el responsable del Centro dijo que «la función de la administración
es esa» y no cargar la labor de divulgación sobre las editoriales y «ayudar a
esa persona que saca una primera obra y sobre todo a desbordar porque la
mentalidad, a veces, de las administraciones es que todo lo hacen en las
capitales o en aquellos núcleos grandes y no en los pueblos», de ahí la acertada
comparación de Merlo con las misiones. «Esa es la esencia de la Casa de los Tiros.
La administración debe establecer campos, caminos sobre los que tienen que
andar otros […] no puede establecer negocio… no puede poner puentes… y
decir quién cruza el puente o deja de cruzar el puente»
Y se fue poniendo punto final a la mesa, que se alargó más allá de la
hora prevista (agradecer desde aquí la estoica paciencia y profesionalidad de
las personas que trabajan en la Casa de los Tiros), con la lectura de un cuento
de cada una de las autoras, un fragmento en el caso de Gálvez cuyo texto era
más largo y para «dejarnos con las ganas» de más.
hora prevista (agradecer desde aquí la estoica paciencia y profesionalidad de
las personas que trabajan en la Casa de los Tiros), con la lectura de un cuento
de cada una de las autoras, un fragmento en el caso de Gálvez cuyo texto era
más largo y para «dejarnos con las ganas» de más.
Sobre la lectura de sus cuentos podríamos hacer un símil de los que
gustaba Nabokov. Si en lugar de escritoras hubieran sido carpinteras, diríamos
que Cristina García nos regaló una silla multicolor que llamaba la atención por
estar hecha de un material novedoso y poco —cada vez menos— habitual; Cristina
Gálvez nos propuso sentarnos en un cómodo sillón de lectura, algo más funcional
y moderno, casi una silla de Ikea, y Pepa Merlo, en la que se notó la artesanía
de una ebanista dedicada a la creación de obras originales, nos regaló la idea
en lugar del objeto, la sensación de comodidad y de descanso que necesitamos
después de una larga jornada por la realidad.
gustaba Nabokov. Si en lugar de escritoras hubieran sido carpinteras, diríamos
que Cristina García nos regaló una silla multicolor que llamaba la atención por
estar hecha de un material novedoso y poco —cada vez menos— habitual; Cristina
Gálvez nos propuso sentarnos en un cómodo sillón de lectura, algo más funcional
y moderno, casi una silla de Ikea, y Pepa Merlo, en la que se notó la artesanía
de una ebanista dedicada a la creación de obras originales, nos regaló la idea
en lugar del objeto, la sensación de comodidad y de descanso que necesitamos
después de una larga jornada por la realidad.
Ellas cuentan, ellas contaron, ni también
ni tampoco. Nos dejaron con las ganas
de seguir leyéndolas, de perseguirlas a través de sus letras tan bien escritas y tan poco conocidas. A partir de ayer, de aquí y de ahora, esperemos
que mucho más.
ni tampoco. Nos dejaron con las ganas
de seguir leyéndolas, de perseguirlas a través de sus letras tan bien escritas y tan poco conocidas. A partir de ayer, de aquí y de ahora, esperemos
que mucho más.