No estés triste. Sabes que podemos estar o no de acuerdo, pero que el pacto es acabar las discusiones callándonos a besos.

   Lo que pasa es que, a veces, muchas veces me da por sentir algo parecido a la melancolía cuando no estás aquí. Y es curioso sentir nostalgia del futuro. Algunos lo llaman amor, otros estupidez o depresión, y yo simplemente que no estás aquí, o yo ahí, o juntos o en cualquier parte.

   Me da la sensación de que todo el mundo tiene una vida: envidiable, increíble, inaccesible o estúpida, pero suya, y que yo no soy más que un mero espectador, un notario de las vidas que podría vivir, y no existo.
 
    La vida es un como un juego en el que tienes que apostarlo todo a una sola jugada cada vez. Y yo soy un ludópata vital que tropieza ene veces con los mismos labios. Y yo ya creo haber recorrido todos y cada uno se los senderos que se bifurcan, y elijo el que me lleva directamente a nosotros. Lo más complicado ya pasó: encontrar sin buscar. Ahora nos merecemos lo que soñamos, y ya no lo hacemos en paralelo, y nuestras líneas tienden a converger.

   En ese punto exacto clavaremos nuestra bandera, nos daremos por conquistados y reclamaremos nuestros cuerpos como tributo. Fundaremos una nación, un planeta, una familia, una oenegé, un baño de tina; adoptaremos gatos y locos, piedras en cada viaje y… ya basta de letras. Me canso, me estiro, me excedo, me callo.

   Que suene la música.

   Tantos rodeos para verte bailar. Tantos botones, tantos días sin fumar. En esta pista más grande que el mar más grande. En este salón que abarca todos los países y cabe en el pasillo de casa, en medio de la cocina, en la puerta de la entrada, a la hora de cenar, mientras huyes pero poco, pero descalza; mientras te escondes, pero poco, para que te encuentre, pero no tan rápido.

   Sólo quiero que sepas y saber que sabes. Que las dudas sean innecesarias excepto para calcular cuánto tardará el próximo orgasmo. Que pueda cerrar los ojos con la certeza de que, al despertar, estaremos en la misma posición, y que estarás más linda que ayer pero menos que mañana. Y que Benedetti me perdone por decir estas cosas y que tú sepas que puedes contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.