No creo en las conspiraciones.
Bueno, esto no es del todo cierto. En realidad lo que ocurre es que me da igual. No sé si el hombre llegó a la Luna en el 69 o si se ha hecho alguna vez una autopsia al cadáver de un extraterrestre. Lo cierto es que viajé hasta allí con Julio Verne y leí Crónicas Marcianas contadas por Ray Bradbury. Y si no son verdad, al menos son verosímiles.
Pero tampoco me des una tiza pensando que me voy a pasar horas sin pensar. O sea, no me des más fútbol, más telenovelas, más pan, más circo.
Lo cierto es que a un tipo que debía ser el mejor protegido de la historia, no lo pueden matar tres balas disparadas por un aprendiz, y que además van y viene por el aire revoloteando como moscas. O que en Irak habían armas de destrucción masivas, como bien pudimos comprobar con la maqueta de Lego que presentaron en la ONU.
Y, volviendo a la literatura, o todo esto ha sido una Rebelión en la granja y el cerdo (el tuerto) es el rey o, para variar, la culpa es de los de siempre. Los fabricantes de mentiras a granel, los que nunca pierden, los que siempre ganan cuando más miseria hay y, si no la hay, la inventan.
Pero, ver para creer, o tiempo al tiempo o…
El pasado 2 de abril, durante la reunión del grupo de G7 integrado por EE.UU., Reino Unido, Canadá, Alemania, Italia y Japón, se dieron dos conclusiones fundamentales.
1- La economía mundial necesitaba un cambio.
2- El FMI. Destinaría 500,000 millones de dólares para ayudar a las economías emergentes, (países pobres dispuestos a colaborar);pues bien, los dados estaban en el aire.
3- Luego vino la reunión privada del presidente Obama y Felipe Calderón el 16 y 17 de abril.
Sorpresivamente, el jueves 23 de abril el presidente de México convoco a una reunión de emergencia con su gabinete, y por la noche el secretario de salud José Ángel _Córdoba Villalobos anunciaba en cadena nacional la aparición del virus de la influenza, y las medidas inmediatas como la suspensión de las clases a todos los niveles en el DF y el estado de México.
El 24 de abril el G7 declara que la economía mundial debería ponerse en marcha este año y que se lanzarían todas las acciones necesarias.
Finalmente, el lunes 27 de abril, la empresa farmacéutica Sanofi Aventis anuncia que inyectara 100 millones de euros en una nueva planta de vacunas y donará 236,000 dosis a México como apoyo al control de la enfermedad.
Y seguimos jugando al Monoply con las cifras, y los muertos. Dentro de poco apareceran 200 mujeres más muertas en Ciudad Juárez. Esta vez será culpa de la fiebre porcina. Nadie reparará en los balazos en la sien, a quemarropa.
En breve Obama cerrará las fronteras con México en nombre de la salud mundial y se convertirá en el salvador del mundo. La economía mexicana será la primera víctima de la crisis, después el resto de Latinoamérica. Y el FMI volverá a refinaciar sus deudas externas. Se acabaron las condonaciones. Ahora es turno de las lamentaciones.
Ahora, después de estos juegos malabares con muertos y enfermos, dice el gobierno de la republica (sí, que sé que gobierno y México son antónimos) que sólo se han confirmado unos pocas muertes por causa de la influenza. Así que la OMS debe de estar reunida para decidir por dónde, exactamente, meterle el nivel de alerta cuatro a más de uno. Uno más cuatro, cinco; tres por culo, qince y me llevo tres.