Nueva Dixit:
“Cuando ella empujó el batiente de la puerta, él tuvo que contenerse para no correr hacia ella, que hubiese detestado ese gesto. De forma intencionada, ahora ella caminaba a paso lento. Al llegar a la tercera hilera de mesas, tosca, dejó caer la gran bolsa de viaje, se puso a correr y finalmente se hundió en sus brazos. Con la frente sobre su hombro, ella aspiró el perfume de su nuca. Él cogió su cabeza entre las manos y la miró a los ojos. Permanecieron en silencio. El camarero tosió detrás de ellos y preguntó en tono irónico: «Por casualidad, ¿no querrán que ponga un poco de nata por encima?”.