«Tranquilícense caballeros. No empecemosa chuparnos las pollas todavía».
Sr. Lobo (Harvey Keitel) en Pulp Ficition (Quentin Tarantino)
El otro día… bueno, ya empezamos mal, mintiendo, como siempre. En todo caso, por una vez, sólo durante un ratito, vamos a ser sinceros. Pon el cronómetro en marcha, que no estoy acostumbrado y me puede dar algo en el corazón —¡si no tienes!—. Uno, dos, tres…
La otra noche (ves que no es tan difícill?) hablando con una amiga, llegamos a la conclusión de que, a veces, esto de los blogs se parece a un patio de colegio en la hora del recreo. Y yo era de los que se escndía en una esquina a observar a los grupitos que se formaban según su condición social, color de pelo, listo, tontos, feos… Así que, por naturaleza o por costumbre no suelo mezclarme con demasiadas personas, y menos a la vez. Por eso viene a cuento la cita del principio.
Pero, ya que hemos llegado hasta aquí y es tan agradecido el que haya gente que se molesta en leer lo que escribes, sin conocerte de nada o peor aún, conociéndote, me gustaría invitarlos a participar en un juego que empezamos el otro día (mentiroso!) con el Tratado de impaciencia Inalámbrica Nº 13.
Si entran en el blog de Marlene K. ( http://velikafresa.canariblogs.com/ ) verán que ella ya ha empezado, de alguna forma, a jugar con su Experimento con auto trampas y algún bostezo.
El juego se llama como el título de este post, y según la Wikipedia (al carajo con la RAE) el cadáver exquisito se juega entre un grupo de personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada persona sólo puede ver el final de lo que escribió el jugador anterior. El nombre se deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez en francés: « Le cadavre – exquis – boira – le vin – nouveau » (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo).
Y para que esto parezca que va en serio, pueden revisar este link: http://www.literaturalibre.com/2008/03/04/convovatoria-antologia-cadaver-exquisito/. Así parecerá que lo hacemos con un afán superior con el ánimo de influir de manera positiva en futuras generaciones de artistas y chupapollas en general.
«Estoy a veinte minutos de ahí. Llegaré en diez»
Mr. Lobo, again